Kasan , monje y maestro Zen, debía oficiar durante el funeral de un noble famoso. Mientras esperaba a que llegara el gobernador de la provincia y otras personalidades notables, notó que le sudaban las palmas de las manos.
Al día siguiente reunió a sus discipulos y les confió que todavia no estaba listo para ser un verdadero maestro. Explicó que todavia no se consideraba igual a los demás seres humanos, fueran ellos mendigos o reyes. Todavía no podia pasar por alto los papeles sociales y las identidades conceptuales y ver la igualdad de todos los seres humanos. Entonces se fue para convertirse en pupilo de otro maestro.Ocho años depues regresó donde sus antiguos alumnos ya iluminado.
365 Tao #186, 3 de Enero: Punto
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*Punto*
*Haz de la mente*
*Un solo punto.*
La clave para cualquier meditación es concentrar la mente en un solo punto.
Hay muchos métodos para hacer eso, ...
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